La plastimación es una técnica de animación que emplea materiales plásticos moldeables como la silicona, la plastilina o algunas resinas epóxicas para crear personajes y escenarios. Este método tiene sus raíces en el stop motion. Nacida en los estudios de cine del siglo XX, la plastimación fue perfeccionada a lo largo de las décadas por los pioneros de la animación. El director de cine Will Vinton, que ganó popularidad tras recibir un Oscar en 1975 por el corto ‘Closed Mondays’, acuñó el término pastimación. Vinton y su equipo produjeron cortometrajes que les permitió comercializar la técnica a través de anuncios y programas televisivos. Sin embargo, la plastimación tiene una larga trayectoria en el cine, y uno de los primeros cortometrajes que la utiliza es ‘Larga vida al toro’ de Joseph Sunn en 1926.
La plastimación es una evolución del claymation que, en lugar de utilizar arcilla, emplea materiales plásticos. Su flexibilidad para modelar volúmenes y la fluidez de sus movimientos la convierten en una de las variantes más adaptables dentro de la animcación. Esta técnica se puede abordar de dos formas: la primera es el “estilo libre”, en el que los elementos de la escena cambian a medida que avanza la historia, esto genera un movimiento dinámico y a veces agitado. La segunda es la “estructura articulada”, donde los personajes se moldean alrededor de un esqueleto de alambre, lo que permite mantener su forma a lo largo de la animación y produce un movimiento más controlado y regular.
Los modelos de plastimación se maquetan a mano para cada fotograma. El cuerpo y las expresiones faciales de los personajes se pueden modelar por separado para conseguir una mayor precisión en la creación de detalles, como las arrugas de la piel, el brillo en los ojos, o las texturas en los trajes. Los materiales plásticos aportan una gran adaptabilidad para modificar la escena según las necesidades de la animación. La capacidad de manipular el fondo de forma fluida permite efectos visuales dinámicos y transiciones orgánicas entre ambientes, contribuyendo a la sensación de naturalidad y viveza dentro de la animación.
La plastimación se utiliza principalmente en historias fantásticas, oscuras y de aventura. Películas como ’Coraline’ (2009) de Laika Studios y ’La novia cadáver' (2005), dirigida por Tim Burton, son obras que emplean la plastimación. Los personajes de ‘Coraline’ se esculpieron con diversos materiales, desde silicona hasta resinas, y se animaron con pequeños motores que movían los ojos y otros detalles faciales. Esta cinta tiene más de 200.000 fotogramas y se crearon múltiples cabezas intercambiables para cada personaje. En ’ParaNorman’ (2012), también de Laika, se utilizaron 31.000 cabezas intercambiables para sus personajes.
La película de plastimación que más tiempo ha tardado en rodarse es ‘Kubo y las dos cuerdas’ (2016) de Laika Studios. La película tardó más de 5 años en completarse. Algunos de los motivos de este largo proceso fueron: la introducción de numerosas marionetas detalladas, la creación de escenarios dinámicos que involucraban el uso de cuerdas para manipular algunos elementos de la escena o el uso de efectos especiales.
Además, la plastimación no solo es cara en términos de materiales, sino también de mano de obra. Las producciones que emplean esta técnica requieren un equipo especializado, que debe estar dispuesto a trabajar durante meses, incluso años, para completar una película. Las constantes reparaciones y ajustes de los modelos también son parte del proceso, ya que las figuras pueden desgastarse o dañarse durante la filmación.
En definitiva, la plastimación es una de las técnicas más complejas y sorprendentes de la animación stop motion. Gracias a la resistencia y flexibilidad de los materiales plásticos, los animadores pueden crear mundos llenos de detalles y personajes que parecen cobrar vida ante nuestros ojos. Aunque su producción es costosa y laboriosa, el resultado final es un reflejo del increíble talento y la dedicación de los artistas involucrados. Con cada fotograma, la plastimación sigue demostrando que, cuando se combina creatividad, tecnología y paciencia, el cine de animación puede alcanzar nuevos niveles de realismo y magia.